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Ubicada en el corazón del municipio de Puerto Morelos, la localidad de Leona Vicario tiene una historia ligada a las raíces productivas y culturales de Quintana Roo. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando la zona formaba parte de la Hacienda de Santa María, una concesión otorgada por el gobierno federal al Banco de Londres y México para la explotación del chicle y el palo de tinte, dos productos clave de la economía regional en aquella época.

En ese entonces, la hacienda estaba conectada con Punta Corcho —hoy Puerto Morelos— mediante una vía angosta por donde transitaban “trucks”: pequeños vagones jalados por caballos que transportaban la resina hacia el mar Caribe. Desde ahí, la carga se dirigía a Cozumel y más tarde al resto del país y al extranjero.

Con la reforma laica impulsada por el entonces gobernador territorial Rafael E. Melgar, en 1936 el sitio fue renombrado como Leona Vicario, en honor a la heroína de la Independencia de México y esposa de Andrés Quintana Roo. El declive de la demanda mundial del chicle tras la Segunda Guerra Mundial marcó el fin de la hacienda, pero no el de la comunidad, que evolucionó como un centro agrícola.

A lo largo de los años, Leona Vicario ha pertenecido a distintos municipios. Primero fue parte de Cozumel, luego de Benito Juárez en 1975, y desde 2015 es una delegación del joven municipio de Puerto Morelos. Hoy en día, al recorrer sus calles, uno descubre una de las comunidades más antiguas del estado, con un patrimonio vivo que se expresa en su gente, su gastronomía y sus tradiciones.

La visita a Leona Vicario es una inmersión en la vida cotidiana del Caribe rural: puedes conversar con sus pobladores, probar frutas frescas cultivadas en la zona, saborear antojitos tradicionales y conocer más sobre la abeja melipona, especie endémica y símbolo de la cultura maya. También puedes ver los árboles de chicozapote con las marcas aún visibles de su explotación pasada, adquirir artesanías como molcajetes de madera tallados a mano, visitar su panteón colorido durante las celebraciones del Hanal Pixán, o recorrer el pueblo en los llamados taxis mayas, una experiencia que combina historia, cultura y hospitalidad local.

Leona Vicario es un testimonio vivo de la transformación de Quintana Roo a lo largo de los siglos. Visitarla es adentrarse en una comunidad que conserva con orgullo sus tradiciones, comparte su historia con generosidad y ofrece una mirada genuina al alma del Caribe Mexicano. Déjate sorprender por su gente, sus sabores y sus paisajes cotidianos.

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